Dicen que cuando se cierran las puertas del Cementerio General de Valencia todo permanece en silencio. Después llega la noche, los sueños del alma que siempre perdura en el recuerdo, aquella que porta la flor de la adormidera, tantas veces representada en la simbología fúnebre.
Este es el Ángel de la familia Burriel que nos indica silencio y respeto. Por todo, se puede asegurar que el cementerio no es un lugar de muerte (ésta ocurre en otro lugar, un domicilio, una clínica, una carretera), es un lugar derecuerdos, de historia y de arte. De almas que una vez fueron vidas. Así hay que verlo y así lo presentamos.